Se van
a cumplir 34 años de aquel 28 de febrero, a pesar de las preguntas
enrevesadas y casi incompresibles, las trabas legales e informativas,
en el que cerca de 2.500.000 de andaluces consiguieron vencer en las
urnas, con su voto afirmativo, la obcecación de un gobierno que
pretendía mantener a Andalucía atrasada y sumisa.
Esa
victoria, que fue el sueño de otros (en su inmensa mayoría
radical-republicanos), retomado con fuerza durante la República y
condenado al ostracismo por el golpe de estado que dio lugar a duros
años de dictadura, hizo resurgir con fuerza y esperanza la idea de
una Andalucía libre.
34
años después los problemas siguen siendo los mismos, es cierto que
hemos avanzado, pero esos avances siguen siendo insuficientes.
Necesitamos mayor autogobierno para profundizar en nuestros problemas
y tratar de atajarlos con nuestros medios y depender de las migajas
del gobierno central de turno.
No
pedimos la independencia, exigimos mayores cotas de soberanía, somos
federalistas y, como tales, creemos que son las Comunidades las que
deben de delegar en el Estado aquellas funciones que crean
conveniente y no al contrario. Es por ello, que nos asombra Susana
Díaz en sus declaraciones a cerca de Cataluña y España no
aclarando aun cual es su modelo de Estado, lo que lleva a una
indefinición del propio modelo andaluz.